(1883-1948)
Médico y filántropo de nuestra localidad.
Retrato que se encuentra en la Fundación que lleva su nombre, hoy transformada en Asociación Civil.
Partida de Nacimiento
(Copia del texto original)
“En la Villa del Rosario, a los veinte y nueve días del mes de Julio del año de mil ocho cientos ochenta y tres por ante mi Clemente Burgueño Juez de Paz de la tercera sección Judicial del Departamento de la Colonia y oficial del Estado Civil, siendo las once de la mañana compareció Don Benjamín Giannarelli de cuarenta y un años de edad, italiano, casado, Preceptor y vecino de esta Villa el cual me declaró que el día veinte y dos del corriente mes a las tres y media de la tarde y en su casa habitación había nacido una criatura del sexo masculino hijo del declarante y de su legítima esposa Doña Magdalena Benedetti de treinta y seis años de edad, italiana, casada y vecina de esta Villa cuya criatura recibe los nombres de Alberto Héctor Andrés: que los abuelos paternos eran Don Andrés Giannarelli y Mariana Ferrari ambos italianos ya finados y maternos Don Juan Benedetti, Italiano ya finado y de Doña Carolina Lanvini de sesenta y cuatro años de edad, Italiana viuda y domiciliada en Italia.
Después de leída la presente, el declarante se ratificó de su contenido y firma conmigo siendo testigos Don José Barrio de treinta y dos años de edad, Español, casado y don José Guilivia de veinte y un años de edad, Oriental, soltero y ambos vecinos de esta Villa.”
Firman:
Benjamín Giannarelli
José Guilivia
Clemente Burgueño José Barrio
Atención del Sr. Omar Moreira, obtenida del Registro Civil de la Intendencia Municipal de Colonia, el 17 de Marzo del año 2003 con destino al Liceo de José Batlle y Ordóñez. Se entregaron copias al Liceo local, a la Fundación y al Hospital local que llevan su nombre, de manos de quien escribe, Cristina Campelo.
Fundación Giannarelli, en 2014 transformada en «Asociación Civil»
Centro Auxiliar Dr. Héctor Giannarelli
La visión del periodista Domingo Luis Pastorino sobre el Dr. Giannarelli luego de su muerte, el 28 de noviembre de 1948:
«Tuvo la estructura humana inconmensurable de las personalidades que el tiempo ensambla en el pedestal inamovible del los clásicos. Sin actitudes premeditadas. Las suyas eran innatas y la mantuvo irreversibles hasta el fin de sus días. El laconismo, ese responder monosilábico no estuvo nunca más divorciado de la intemperancia, la descortesía o la fatuidad. Inmerso en sus propios pensamientos, el diálogo interior fue la combustión promotora de su lento andar físico. Naturalidad propicia para el encuentro de soluciones ecuánimes, o menos dolorosas de lo esperado.
Alto, delgado, de mirada cristalina, atildado en sus modales. Así era Héctor Alberto Giannarelli Benedetti, nació en Dolores, Soriano el 22 de julio de 1885,(dato que difiere de la partida de nacimiento, cuya fotocopia fiel tuve en mi poder. Es probable que haya sido inscripto en este lugar y fecha, dada la cercanía de Dolores y Rosario, circunstancias comunes en la época), hijo del Inspector departamental de Escuelas, Benjamín Giannarelli. Profesor en varios liceos de la capital y de la Escuela Militar: y de doña Magdalena Benedetti, progenitores estos de varios hermanos.
Arribó al pueblo con el título de Médico Cirujano; recién encuadrado en 1909, pero al año siguiente estuvo sometido a la gran prueba que lo expusiera su profesión. Conjuntamente con el experimentado colega Luis J. Zúccoli participó activamente en la ardua labor de asistir a los heridos del 3 de noviembre de 1910.
Durante el asedio revolucionario de Basilio Muñoz, y la defensa gubernista del Teniente Coronel José Pollero, en tan solo dos horas de pelea, perecieron 46 combatientes y más de cien quedaron imposibilitados en el campo. Los atacantes recogieron 16 carros con heridos de sus filas.
La Comisaría, el salón Parroquial y las escuelas públicas de Batlle y Nico Pérez, fueron los hospitales de primera atención para los heridos de uno y otro bando.,
Mariano Howard, delegado del Comité Central de La Cruz Roja Uruguaya, en su informe del día 7 destacó la desinteresada tarea de ambos médicos que «merecieron el aplauso general por haber trabajado duramente toda la noche sin tregua curando heridas».
Los batllenses de arraigo supieron que fueron cuatro días de andar presuroso, sueños continuamente interrumpidos, desesperos por falta de recursos científicos, que la vía férrea cortada no dejaba llegar; el joven médico se multiplicó sin medir consecuencias físicas personales, ni auscultar la divisa usada por el paciente, hasta la presencia de la expedición sanitaria enviada por el Dr. Claudio Williman, a cargo del eminente Dr, José Scocería.
Su prestigio, el prestigio de la responsabilidad demostrada, se extendió en una dilatada región.
Desde ahí le requerían con la certeza de ser asistidos. Giannarelli no vacilaba en concurrir munido de remedios, o con los billetes dispuestos para dejarlos, disimulando debajo de la almohada, por si el medicamento no estaba en las entregas de Salud Pública, y la receta le era imprescindible al paciente.
Como siempre careció de vehículo propio, los taxistas propietarios de aquellos automóviles de capota de lona, Pedro Sabella, el Indio Medina, Francisco Olivera, y algún otro, a su solicitud lo transportaban por caminos casi imposibles, advertidos de esa contribución de ellos para salvar la vida de un desgraciado sumido en la última pobreza.
Y consta también en los batllenses viejos, la satisfacción de estos humildes trabajadores, prodigándose con gran perjuicio económico en colaboración con él.
Desde la policlínica de Salud Pública, en 18 de julio y Francisco de León, en el caserón de Camarano, sirvió honorariamente una población confiada en él, mayoritariamente en su condición de humanista íntegro, haciendo abstracción del nivel médico. Fue médico de Higiene Sexual, de Asistencia Domiciliaria abonando de su peculio el vehículo utilizado, del Ferrocarril y Supernumerario del Servicio Público durante décadas.
Su filantropía también estuvo testimoniada en la docencia. Fue profesor honorario del Liceo desde su fundación en 1940.
No escatimó esfuerzos para que el movimiento en favor del Liceo se hiciese realidad.
A esa edad, dice Fernández Correa en su libro «Páginas», se puso a leer las materias que quiso dar para que la falta de algún profesor no hiciese fracasar la iniciativa.
La sociedad y el deporte contaron con su apoyo, pero jamás nada, ni la propia enfermedad suya hasta tumbarlo, le hizo restar concurso al enfermo que lo llamara.
Giannarelli tampoco fue propietario de las viviendas que ocupó trabajando 39 años.
Un mal de rápido desenlace, el 28 de noviembre de 1948, abatió el cuerpo gastado de este ejemplar incalificable, a la manera de Teodoro Vilardebó y Alfonso Espínola.
Sus familiares decidieron que fuese inhumado en el Cementerio del Buceo.
La población manifestó unánime el duelo, agrupándose frente a su consultorio. En Diputados todos los partidos coincidieron en exaltar la grandeza espiritual del Dr. Giannarelli.
A los seis meses recibió justo homenaje. El Hospital del pueblo inaugurado oficialmente el 25 de agosto de 1939, del que Giannarelli fuera su primer Director, desde ese día se denominó Centro Auxiliar de Salud Pública «Dr. Héctor Giannarelli».
También la calle 25 de mayo pasó a llamarse «Dr. Héctor Giannarelli».
Se construyó la Fundación de Ayuda Social «Dr. Héctor Giannarelli».
En los jardines del nosocomio, esa tarde se dejó expuesto a la contemplación en el monolito una placa circular, en bronce, que mostraba sus rasgos faciales, obra de Bernabé Michena.
Pero Giannarelli en cada batllense de su tiempo, es presencia sostenida, tradición y símbolo de abnegación y bondad».
(Nota transcripta del libro de Walter Martínez, «Desde la ventana del tiempo», José Batlle y Ordóñez-Nico Pérez 1883-2008)
La sede de la «Asociación Civil Dr. Héctor Giannarelli»: Fundada como «Fundación» el 26 de julio de 1949
Es un espacio que posee una sala de teatro, muy apropiada para diversas actividades. Allí existe una Biblioteca con ejemplares de gran valor histórico, muy interesante para aquellos que investigan sobre la historia local.
La Secretaría, con su mobiliario original. Sobre el escritorio luce uno de los instrumentos de la antigua Banda
Zunilda Silva, una centenaria que dedicó gran parte de su vida a esta Institución
Antiguo plano de la localidad que se puede encontrar en su Biblioteca
Allí se conservan mobiliarios y varios elementos originales de la época de su creación, como bibliotecas que pertenecieron a Ramón Guillermo Pereira Pérez vemos en las imágenes. Algunos instrumentos de la Banda de Música que tuvo la localidad en sus primeras décadas de vida son parte de su capital.
Esta Institución ha sido la encargada de realizar tareas de apoyo a los más necesitados, haciendo repartos en el día de los abuelos, cada año. Muchas actividades sociales y de enseñanza se realizaron en tantos años de vida.
A través de los años se han realizado allí cursos de dactilografía, costura. bordado, tejido, teatro, entre otras.
Nuestra Comisión ha utilizado su salón para realizar actividades en varias oportunidades, como en día del Patrimonio 2010: Exposición
En este año 2014 pasó a ser «Asociación Civil», con nueva directiva, pero con la misma finalidad, y se procura renovarla en lo edilicio y así poder darle el máximo provecho para la población.